UN BILLÓN SE ESCRIBE 1, 000, 000, 000, 000

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Un billón se escribe en número 1, 000, 000, 000, 000. Ahora la deuda que se ha trasferido al pueblo mexicano, ya que se ha convertido en deuda pública, por concepto de pasivos de PEMEX y CFE, es de un 1.6 billones de pesos (1.1 billones de Pemex y 507,000 millones de CFE), escrito en número 1, 600, 000, 000, 000, habrá quienes nunca podremos ver esta cantidad de ceros ni siquiera en nuestros sueños más agradables, pero al hablar de gasto público y sobre todo de deuda pública resulta común.

A pesar de que el ingreso familiar, en casi la mayoría de las familias mexicanas no rebasa los cuatro dígitos – sé que hay personas que llegan a ganar de 10 a 35 mil pesos por mes, pero no es la generalidad- la deuda que ahora nos toca pagar mediante nuestros impuestos es de trece dígitos. Si bien para algunos ésta deuda ya era nuestra, la diferencia es que hasta antes de la reforma energética la paraestatal Pemex era quien administraba y erogaba sus gastos.

Aquí lo que resulta indignante es que, el argumento antes de que se aprobara la reforma energética, era que gracias a ella se lograría una mejora en la economía de las familias mexicanas, no solo porque al haber mayor competencia habría una mejora en la oferta de servicios, sino porque además de ello se conseguiría generar una cantidad importante de empleos; por un lado las consecuencias de esta reforma, se anuncian en un largo plazo, sin embargo y para preocuparse más, hay algunos sectores dentro del mismo gobierno que ahora dicen que no pueden garantizar una disminución en los precios, no solo en los servicios sino en los productos derivados del petróleo ya que las empresas privadas son las que determinaran los precios de acuerdo a sus intereses. Pero lo que resulta por demás insultante es que las empresas, tanto extranjeras como nacionales privadas, ahora tienen abiertas la puertas de la explotación de los recursos naturales mexicanos, sumándole empresas saneadas y libres de deudas de pasivos, las cuales nuevamente pagarán los ciudadanos de a pie, quienes son los realmente afectados con las medidas político económicas de uno más de los gobiernos mexicanos, que lejos de preocuparse por un desarrollo y modernización real y concreto del país se centra en quedar bien ante los interés del vecino país del norte.

Las críticas y los argumentos en contra de las medidas y reformas de explotación de recursos naturales por las que se ha batallado desde hace más de tres sexenios y que hoy ven luz son muchas, pero lo que me parece importante resaltar es que la población común y corriente que no llega a percibir más de 6 mil o 10 mil pesos por mes, por hablar de los que más o menos pueden sobrevivir, porque aún quien vende chicles o se dedica a la pepena se ve obligado de una forma u otra a pagar más y más impuestos para cubrir no solo la deuda publica sino también los jugosos sueldos del 100 por ciento del gasto administrativo y burocrático de la federación, ya que como bien es sabido hay grandes empresas que, gracias a argucias jurídicas evaden impuestos, tal es el caso de Televisa que en el pasado año 2013 solo pago tres pesos por concepto de impuestos.

Ahora bien, la extinción de Luz y Fuerza del Centro se realizó argumentando su ineficiencia, poniendo al frente a la Comisión Federal de Electricidad, “Empresa de clase mundial” lo que tenía que resultar en un mejor servicio y sobre todo dejando de lado los abusos en el pago de la electricidad en la zona centro del país, no obstante a cinco años de distancia y gracias a la reforma energética, resulta que no solo queda pendiente la mejora del servicio sino que los cobros excesivos continúan, entonces la solución será dejar en manos de empresas privadas la distribución del servicio, claro, ofreciendo una empresa libre de deudas, gracias a la buena voluntad política del gobierno de Peña Nieto y el famoso Pacto por México, que preocupados por el tan ansiado desarrollo del país le cargan más deudas al pueblo mexicano; la empresa de “Clase mundial” resulta que solo lo era de nombre, y por ello fue necesaria una reforma constitucional y el sobreendeudamiento de los mexicanos, que recordemos aún tenemos pendiente el pago del rescate bancario Fobaproa, que en 1999 era de 688 mil millones de pesos y que según los últimos reportes, lejos de disminuir está aumentando.

Articulo elaborado por Janette Bizarro Bernabe.

 

 

 

 

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